noviembre 29, 2012

EN PELOTA: Sammy Sosa suena para Salón de la Fama


Sammy Sosa
NEW YORK.- Barry Bonds, Roger Clemens y Sammy Sosa aparecen por primera vez en la papeleta del Salón de la Fama del béisbol, en una votación que sin duda se convertirá en un referéndum sobre la era de los esteroides en Grandes Ligas.
La papeleta en la que hay 37 jugadores fue anunciada el miércoles.
Más de 600 miembros de la Asociación de Cronistas de Béisbol de Estados Unidos votarán hasta el próximo mes.
Los candidatos necesitan al menos 75% de los votos para ser exaltados, y los resultados serán anunciados el 9 de enero.
Bonds es el máximo jonronero en la historia de las mayores, con 762 vuelacercas, y ganó siete premios al Jugador Más Valioso. Clemens fue galardonado con el Cy Young en siete ocasiones, mientras que el dominicano Sosa sacudió 609 cuadrangulares.
Los votantes tendrán que decidir si las acusaciones de uso de drogas que penden sobre los tres deben mantenerlos fuera del recinto de Cooperstown.
Craig Biggio, Mike Piazza y Curt Schilling también están entre los 24 candidatos que aparecen por primera vez en la papeleta. Jack Morris, Jeff Bagwell y Tim Raines destacan entre los aspirantes que han aparecido antes en la lista.
La próxima elección seguramente derivará en la discusión más candente en torno del Salón de la Fama desde que Pete Rose, poseedor del récord de hits en las mayores, fue excluido permanentemente de la lista de candidatos por sus problemas de apuestas.
Aunque muchos siguen afirmando que Rose debería ser entronizado en Cooperstown, la discusión ha perdido relevancia, pues con las reglas actuales no hay ya forma de que pueda tomársele en cuenta.
Con todo, la papeleta incluye a algunos de los peloteros más famosos y con mejores estadísticas en la historia.
Bonds, Clemens y Sosa lograron números espectaculares, pero sus proezas quedaron empañadas por las acusaciones de que consumieron sustancias prohibidas para mejorar su desempeño. Y en una época en que el béisbol trata de alejarse de la sombra del dopaje, quizás este tema pese más que las cifras de jonrones, carreras remolcadas o ponches.
Bonds fue el mejor toletero de su generación y Clemens es noveno de la historia, con 354 triunfos en su vida. Sosa es octavo de la lista de los mejores jonroneros.
Fanáticos, peloteros y miembros del Salón de la Fama han debatido el tema de si las estrellas que supuestamente aprovecharon las drogas para mejorar sus logros deben unirse al recinto.
Quienes se oponen a ello señalan que los tramposos nunca deben recibir el máximo honor individual del béisbol. Otros opinan lo contrario, al considerar que el uso de drogas indebidas fue casi la norma en las décadas de 1980, 90 y comienzos de este siglo, y que por lo tanto no debe descalificarse a los candidatos por este motivo.
Si las votaciones recientes para el Salón de la Fama constituyen un referente, hay pocas probabilidades de que Bonds, Clemens y Sosa queden inmortalizados.
Mark McGwire es décimo en la lista de los mejores jonroneros de la historia, con 583, pero nunca ha recibido siquiera el 24% de los votos, en sus seis intentos. "Big Mac" se apoderó del récord de Roger Maris en 1998, cuando pegó 70 vuelacercas y superó a Sosa en un duelo memorable. Bonds rebasó después esa marca.
En años recientes, McGwire ha admitido que consumió esteroides y hormona del crecimiento humano.
El cubano Rafael Palmeiro figura entre apenas cuatro jugadores que ostentan 500 vuelacercas y 3.000 imparables. Sin embargo, no ha recibido más del 12,6% de los votos en los dos años que lleva en la papeleta.
En 2005, Palmeiro fue suspendido por 10 días tras dar positivo en un análisis antidopaje. Dijo que el resultado obedeció a unas vitaminas que le suministró su compañero, el dominicano Miguel Tejada.
Biggio superó la marca de los 3.000 hits, lo que suele considerarse un pasaje automático para Cooperstown, y pasó toda su carrera en los Astros de Houston.
Schilling tuvo una foja de 216-146 y conquistó tres títulos de la Serie Mundial, incluida aquella de 2004 en la que se sobrepuso a una lesión, para que los Medias Rojas de Boston se coronaran por primera vez desde 1918. La imagen de la media de Schilling, ensangrentada por los puntos de sutura en la Serie de Campeonato, se convirtió en un icono de los playoffs.


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