La violencia en los colegios y los campus universitarios no es una novedad en Estados Unidos. Desde que en abril de 1999 dos jóvenes irrumpieran en el Instituto Columbine de Littleton (Colorado) matando a tiros a 12 estudiantes y un profesor antes de suicidarse, las matanzas no han cesado e incluso se han reproducido periódicamente con un cierto efecto mimético. De hecho, Columbine no fue la mayor matanza en la historia de EEUU, pero sí la que causó mayor impacto entre la población. Un mes después de la masacre, cuatro escolares de entre 12 y 14 años fueron detenidos acusados de preparar una masacre en su colegio, en la localidad de Port Huron (Michigan).
La tragedia de Columbine dejó un reguero de amenazas y alertas en las escuelas y universidades del país. En abril de 2005, un estudiante de secundaria del Estado de Minesotta asesinó a sus abuelos y luego atacó su instituto, en una reserva india, donde mató a cinco compañeros y dos adultos antes de suicidarse. En abril de 2007, un estudiante surcoreano de 23 años asesinó a 32 personas en la Universidad Politécnica de Virginia, en la que constituye la mayor carnicería en la historia de Estados Unidos (la segunda más mortífera había sucedido en 1966 en la Universidad de Tejas, donde un estudiante abatió a 14 personas, horas después de haber acabado con su esposa y su madre).
En el mundo, al menos 522 personas murieron en el mundo entre 1996 y 2007 en tiroteos en centros escolares, según un estudio publicado por la asociación Red de Acción Internacional contra Armas Cortas (IANSA, en sus siglas inglesas); de ellos 269 eran niños y 253 adultos.
Pero la violencia masiva no se circunscribe a los establecimientos educativos, y explota también en vecindarios o centros sociales o de trabajo, cuando no en iglesias. En EEUU se han registrado en los últimos 20 años 23 matanzas.
En julio de 1999 un agente de Bolsa mató a su mujer y sus dos hijos antes de acabar con la vida de otras nueve personas. En marzo de 2009 un joven de 28 años mató a diez personas, incluidos su madre y sus abuelos, en Alabama.
En abril de 2009 un inmigrante vietnamita asesinó a 13 personas en un centro para extranjeros en Nueva York y, finalmente, un psiquiatra militar se llevó por delante en noviembre de 2009 a 13 soldados en una base en Fort Hood (Tejas).
Por la espectacularidad de la puesta en escena, nada como el tiroteo que el pasado 20 de julio causó 12 muertos en el estreno de la última entrega de la serie Batman en un cine de Denver. El tirador solitario se disfrazó como el Joker, el villano de la historia de la película, y la tragedia pudo haber sido aún mayor, ya que la policía halló posteriormente en su casa una trampa mortal: artefactos listos para explotar que el FBI debió desactivar.
Este viernes un tiroteo en una escuela de Newtown se ha cobrado la vida de casi 30 persona.
Fuente: 20minutos
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