El acontecimiento ha dado lugar a
interpretaciones catastrofistas y ha impulsado a cientos crédulos a
refugiarse en montañas o búnkers.
En las majestuosas ruinas de Tikal, enclavadas en un
espeso bosque de Guatemala, se han iniciado las ceremonias del cambio de
era en el calendario maya, que tiene a medio planeta revuelto por los
presagios de un fin del mundo este 21 de diciembre.
Los mayas cierran
hoy en el solsticio una era de 5.200 años en su calendario y dan la
bienvenida a un nuevo ciclo. Se trata de un acontecimiento que ha dado
lugar a interpretaciones catastrofistas, ha impulsado a cientos crédulos
alrededor del mundo a refugiarse en montañas o búnkers y ha llevado a
científicos a explicar una y otra vez que la Tierra -y su carga de seres
humanos- seguirá allí este sábado.
La fiebre apocalíptica ha sido aprovechada por
empresarios y gobiernos para atraer turistas a sitios arqueológicos de
México, Guatemala, Honduras, Belice y El Salvador, territorios donde se
asentó el imperio maya, una cultura con vasto legado de conocimientos
para la humanidad, ya en decadencia cuando llegaron los conquistadores
españoles.
Así, ante unos 3.000 espectadores, con rituales y danzas,
frente a la pirámide de la Gran Plaza del Parque Arqueológico de Tikal,
arrancó la noche del jueves la celebración oficial encabezada por el
presidente Otto Pérez, y que concluirá con una gran ceremonia maya al
amanecer del viernes, en saludo al sol. Policías y militares, apoyados
por vehículos artillados, vigilan las cercanías de Tikal, 560 km al
norte de Ciudad de Guatemala, y los poblados próximos, reflejo de un
país golpeado por la violencia del narcotráfico.
El negocio
Animado en buena parte por las superproducciones de
Hollywood que explotaron el siempre vendible tema de un fin del mundo
inminente, el 21 de diciembre tiene alborotado al mundo. Algunos se han
refugiado en montañas, como ocurre en Serbia, Brasil o Francia. En China
un millar de miembros de una secta que predice cataclismos están
detenidos. En Estados Unidos o en Rusia se han preparado refugios con
grandes raciones de comida. En Argentina, por temor a suicidios, se
prohibió el acceso a una montaña considerada por muchos como cargada de
energía espiritual.
Pero la gran mayoría, escéptica, se lo toma con buen
humor, mientras gobiernos y empresarios de México y Centroamérica se
frotan las manos con la llegada de miles de turistas que se agolpan en
sitios arqueológicos como Tikal, Copán (Honduras) o Chichen Itzá
(México), que se prepara para recibir a más de 15.000 visitantes a lo
largo de este viernes. Ante el riesgo de pánico, especialistas y líderes
mayas, gobiernos -entre ellos los de Estados Unidos y Rusia- y hasta la
agencia espacial NASA, han explicado una y otra vez que no sucederá
nada extraño.
El origen de todo está en una piedra tallada encontrada
en el sitio mexicano de Tortuguero, que alude a un evento místico en el
solsticio de este diciembre. Según el calendario de los mayas, es la
culminación de la cuenta larga de 13 ciclos con que medían el tiempo, el
baktun, cada uno de 400 años. "Los mayas era científicos y sabían todo
de la naturaleza y de los ciclos del mundo. Esta fecha no tiene nada de
apocalíptica. Los mayas tampoco creen en el fin del mundo", ha comentado
Tikal el inglés Rohan Tamdbyrajah, un turista de 20 años que no quiso
perderse la ceremonia.
La auténtica ceremonia
Con un bosque profundo que alberga jaguares, pumas,
dantas, jabalíes, venados y centenares de tipos de mariposas y aves,
Tikal, una de las ciudades más representativas de la civilización maya,
es ahora centro de peregrinaje de cientos de turistas. En la plaza de
Tikal, el gobierno celebra con invitados especiales, entre ellos la
presidenta costarricense Laura Chinchilla. Fuera de allí, en actos
discretos, los descendientes de los mayas darán la bienvenida a la nueva
era rogando por un despertar de la humanidad.
"Para nosotros no es un show y no es turismo, es algo
espiritual y personal", ha explicado Sebastiana Mejía, de la Conferencia
de Ministros Mayas. El secretario del Gran Consejo de Autoridades
Ancestrales Mayas, Alberto Marroquín, afirmó que los mayas se sentían
marginados de las actividades en la majestuosa Tikal. "Es irónico e
ilógico, es como celebrar algo y que no esté invitada la persona
principal", ha dicho Marroquín en este parque, Tikal, que tiene una
extensión de 576 km2, de los cuales 16 corresponden a las ruinas, con
plazas, templos y un observatorio astronómico.
Marroquín, quien llegó a Tikal con otros sacerdotes para
hacer una ceremonia paralela, ha criticado que la fecha se haya usado
como "mercancía" y para paranoias de cataclismo. "No somos magos ni
brujos (...), somos científicos de pensamiento propio", subrayó. Poco
antes de empezar el acto oficial, unos 200 indígenas protestaron contra
esa celebración por considerarse excluidos, pero tras dialogar con los
organizadores entraron a dejar ofrendas a este majestuoso sitio,
declarado Patrimonio Mundial cultural y natural de la Humanidad por la
Unesco.
Ceremonias espirituales también se prepararon en México,
Honduras, El Salvador y Belice. En el cenote sagrado de Zaci, un
profundo estanque de agua clara ubicado en Yucatán, sureste mexicano, un
sacerdote maya encabezará el viernes al amanecer la ceremonia del
encendido del fuego nuevo para marcar el inicio de otra era. Incluso en
Bolivia, en la mítica Isla del Sol, en el Lago Titicaca, el gobierno del
indígena Evo Morales realizará el viernes una ceremonia que espera la
asistencia de más de 5.000 visitantes, por el inicio de un nuevo tiempo y
el "fin de la oscuridad".
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